¡Viva la generación niñata malcriada!

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Me pone muy enfermo un sector de exsesentayochistas y exprogres que parecen querer ejercer el papel de culpabilizadores de la juventud, a imagen y semejanza de cierta empresa que lleva unos 2000 años dando por culo (tanto en sentido figurado como literalmente) a los jóvenes. En efecto no se sabe si por envidia o simple chochez intentan que los que no tomamos viagra todavía, tengamos que pedir perdón por poder disfrutar de una serie de pequeños privilegios inaccesibles para ellos con nuestra edad.

Soy plenamente consciente del nivel de gilipollez e idiocia de mi generación y en absoluto pretendo expiarla de sus pecados. Pero, ya sea gracias al liberalismo y la caída de los precios relativos o a la lucha obrera y estudiantil y sus conquistas sociales (elija su cliché ideológico favorito), no creo que deba sentirme culpable de que me pueda permitir un fin de semana en una capital europea. Es un ejemplo un tanto estúpido, pero el tener que soportar comentarios del tipo “Si es que no valoráis nada” “Si es que nosotros nos íbamos a Londres y fregábamos platos una semana para pagar una pensión con cucarachas” me saca de mis casillas. En primer lugar porque sí valoro el hecho de poder viajar y salir de mi pueblo, las hordas de imbéciles de mi edad que no lo hacen simplemente no habrán recibido una educación apropiada o el haber visto los programas de televisión de la Movida en su infancia les habrá causado daños cerebrales irreparables. En segundo lugar porque es una prueba de mezquindad notable. ¡Que se alegren coño! Debe ser satisfactorio que tus vástagos generacionales disfruten de los privilegios por los que luchaste a ritmo de Led Zeppelín. Por último, pese a que los españolitos del siglo XXI gozamos de una serie de comodidades con las que un joven tardofranquista jamás hubiese podido soñar, también sufrimos una coyuntura económica notablemente peor que la de las treinta gloriosas, tenemos que soportar a Latin Kings, skinheads, SIDAS y problemas sociales varios y sobre todo tenemos que soportar el inaguantable reggaeton en todas las discotecas. Eso es una tortura psicológica que compensa los sufrimientos de las generaciones anteriores. En fin, parece que para ciertos viejunos hay que ganarse el cielo sufriendo antes en el valle de lágrimas…

Todo cambia para que nada cambie, los viejos a ser viejos y los jóvenes a ser gilipollas, me recuerda a cierta canción que le da nombre a este blog.

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